Asio es designado jefe del escuadrón arévaco en la nueva rebelión celta, pero el horror de la guerra le empuja a abandonar las armas. De regreso a Tiermes, su tierra natal, el Consejo de Ancianos le expulsa de la ciudad. Asio buscará entonces su verdadero destino como hombre de paz hasta convertirse en el druida más respetado entre los valientes clanes celtíberos.