El documental de representación social nos permite descubrir cómo las vidas cotidianas atraviesan los caminos de la historia, nos aporta conocimiento, nos ayuda a comprender la condición humana y contempla aquello que está desestructurado y que nos resulta amargo. El cine de no ficción merece un pupitre permanente en la escuela en tanto que espacio de estudio, de análisis, de reflexión y de nuevas actitudes sociales y éticas que, además, posee un alto nivel de eficacia educativa y de motivación para el alumnado. De Flaherty a Michael Moore, se proponen diez ejemplos con actividades vinculadas a las competencias básicas.