Publicado en 1970, éste es uno de los libros fundamentales de Ashbery, y hace gala de su capacidad portentosa para modular sorpresivamente el lenguaje y, a la vez, de su capacidad insólita de sugerencia a través de un entramado simbólico que provoca tanto el extrañamiento como el sobrecogimiento, tanto la sorpresa como la revelación insospechada.