Para contribuir a esta revisión, este libro parte del análisis de casos concretos y se propone un doble objetivo. En primer lugar, hace una reflexión crítica sobre el modo en que se representa la violencia en diversos ámbitos, de los más académicos a los más populares, para facilitar que se asuma la complejidad, la variabilidad y la sinuosidad que hoy presiden las múltiples formas de violencia. En segundo lugar, se analiza cómo la representación misma en su sentido público e intersubjetivo incorpora ya una cierta violencia y no es ajena a los mecanismos que la institucionalizan. La navaja de la violencia no sólo presenta el filo de los comportamientos y las instituciones que la ejercen: también el lado de las representaciones resulta afilado y cortante.