Imagínese que entra en una sala de espera y se encuentra a cinco hombres sentados. Uno de ellos le gusta. ¡Seguro que es precisamente el hombre equivocado para usted! Esto es lo que dice la psicoterapeuta Silke zum Baden cuando ofrece ayuda a sus clientas desorientadas en asuntos amorosos. Pero entonces, de repente, se le cruza en su camino un hombre con botas de goma, que le saca de quicio porque habla en dialecto, que le molesta olisqueándola y le dice sin tapujos que quiere sólo chupártelo unos minutillos. ¡Y eso, ya nos lo podemos imaginar, a ella no le gusta para nada! Pero por suerte está el oficinista Bert, que al menos sabe lo que les hace falta a las mujeres...