Si el golpe que reciben tanto la tradicional Theodora como la independiente Leah al descubrir el engaño resulta difícil de encajar, todavía es más dolorosa la retahíla de explicaciones con la que Lyman intenta justificar su bigamia. A la sorpresa siguen los reproches y las amenazas, el desmoronamiento de las seguridades y el rencor. Miller maneja con maestría los hilos de este drama sobre el amor y la culpa, sobre la impostura y la ambición. Los diálogos, no exentos de sentido del humor, reflejan con lucidez implacable el fin de un sueño, el de un personaje que ha optado por mentir y mentirse. Pero, como en el mejor Miller, las pequeñas tragedias individuales se entretejen como en un eco ampliado con las familiares y las sociales hasta componer un retrato fiel y desencantado de nuestro tiempo.