Argumento de El Desarrollo del Hombre y de los Pueblos
El Tercer Mundo parece haber dejado de suscitar el interés de que era objeto en décadas anteriores. La complejidad de los problemas, el marasmo en que parece haberse sumido el continente africano, la emergencia de los países del Este, el alarmante auge del integrismo musulmán, la saturación de informaciones referentes a América Latina... desempeñan, indudablemente, un papel en esta especie de hastílo y desafección occidentales hacia el Tercer Mundo.
Sin embargo, el del subdesarrollo sigue siendo un problema gravísimo, ineludible y, a corto plazo, verdaderamente explosivo; y la Iglesia y los cristianos son, a este respecto, uno de los polos más activos. Su acción, fundaba en un pensamiento social frecuentemente desconocido, es, sin lugar a dudas, la más antigua, la más estructurada y la más eficaz de todas.
Los cristianos nos vemos impulsados a defender al hombre en todas sus dimensiones, y no por una especie de vaga culpabilidad que nos haga sentirnos deseosos de reparar los errores del pasado, sino por un agudo sentido de la dignidad del ser humano, tantas veces oprimida y maltratada en nuestros días. Más aún: los cristianos basamos este interés por el hombre en su semejanza con Dios, la cual debe ser defendida a toda costa. El desarollo es para el cristiano una necesidad interior y vital.0