En esta línea renovadora y profundamente novedosa abría que incluir la segunda obra del escritor madrileño Esteban Gutiérrez, El colibrí blanco, novela breve finalista del prestigioso certamen Felipe Trigo en su edición de 2009. Armada mediante una compleja y sutilísima arquitectura coral, El colibrí blanco revela la extraordinaria capacidad de Gutiérrez para el arriesgado equilibrio entre la elipsis y la revelación. Trabando magistralmente diferentes instancias temporales (la España rural durante el conflicto bélico, elpenoso exilio y el goteo de los retornos en los albores de la democracia), el autor traza un escenario de espectros que recuerda a los osarios de Rulfo y Luis Mateo Díez. Sin embargo, y a diferencia de éstos, Esteban Gutiérrez huye de la concepción fantástica para penetrar en un singular sustrato realista (igualmente alejado del costumbrismo al uso) que se recrea en la existencia condenada de los personajes, vivos pero fatalmente zarandeados por el destino, fantasmales en su azaroso caminar.