En el libro se extraen grandes posibilidades para la enseñanza universitaria virtual o parcialmente virtualizada a partir de películas clásicas y actuales tales como Moscú no cree en las lágrimas, Fast-food nation, M, el vampiro de Dusseldorf, Django desencadenado o Pago justo, entre otras. Es indudable que el cine facilita la comprensión de contenidos propios de las distintas disciplinas, pero también que, en el caso de obras de calidad y rigor, ofrece asimismo la oportunidad -como es propio de toda obra de arte- de una educación en valores que además viene reforzada por una particular presentación o envoltura estética. Un aspecto éste que, desde luego, debe encontrarse presente ineludiblemente en la docencia de las materias propias del profesor universitario, sean éstas cuales fueren.