Cuando una joven es brutalmente asesinada en pleno paseo marítimo de Málaga durante una lluviosa noche de diciembre, el subinspector de Homicidios, Fernando Muriel, no imagina hasta qué punto este caso pondrá en riesgo muchas de las cosas que más ama. Se trata de una nueva víctima de un peligroso depredador al que, más tarde, apodarán El Ciclista. Luis Bernal, agente de Europol, vuela a la ciudad al conocer la noticia. Muchos años atrás mantuvo una relación con la madre de la víctima. Conmocionado por el terrible crimen, Bernal emprende su propia investigación. No tarda mucho en comprender que sólo su antiguo socio, el médico Ramón Castillo, será capaz de dar con una pista que les conduzca hasta el asesino, pero Castillo, después de resolver el enigma de las muertes que asolaron Portas una década atrás, se resiste a volver a la actividad. También un chico de dieciséis años ha desaparecido. Su familia le cree fugado de casa. Carolina, la esposa de Muriel, se implica en su búsqueda. Sin embargo, un sargento de la guardia civil en la reserva alberga sospechas sobre una razón mucho más aterradora. Pronto la fiera se sentirá acorralada, y la violencia se desatará.