Vivimos en un mundo inhóspito para soñadores. Internet y las marcas, la muerte de Dios, el poder maquillado y las clasificaciones psiquiátricas. Un mundo en crisis a la medida del desorden, la velocidad y la fragmentación. Y ése es el mundo de esta novela. Una novela sobre las formas de la pasión, la desesperación, la locura. La historia de un viaje a Europa del Este y otro viaje más profundo y sin regreso: la historia de un espejismo con forma de actriz porno, Katia Kaninsky, Dulcinea del protagonista. Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento, como dijo Baudelaire, eso es lo que tiene el lector entre sus manos. El humo de un incendio que se desvanece en vertical.