Chesterton, como Conan Doyle, tuvo predilección por el relato policíaco breve, en el que hace gala de un humor delicioso, y de una imaginación extraordinaria, hasta el punto de que no hay una sola página en ellos, como dijo Borges, que no encierre una felicidad.
Con este primer volumen, VALDEMAR inicia la publicación de los relatos protagonizados por el padre Brown.