En tu paseo diario sales a la calle sin saber lo que te puedes encontrar. Caminas sin buscar algo en concreto. Conforme vas dando pasos, el mundo te abre acontecimientos que te hacen sumergirte en el aprendizaje de la vida diaria, las enseñanzas cotidianas que te hacen crecer como persona. Solo o acompañado, el camino es exclusivamente tuyo. En este caso, el caballo nos acompaña desnudo, como cuando nacemos del vientre de nuestra madre, sin nada aparente que llevemos encima, ni ropas, ni accesorios que llenar con culpas, rencores, reproches, historias que sobrecarguen nuestras raíces. Adéntrate en esta aventura.