Este libro narra el descubrimiento fortuito de un bronce asirio, por un arqueólogo Judeo-francés de visita con su familia a un domicilio de Lio de Tolosa (Guipúzcoa). Realizados los estudios pertinentes, la pieza resulta ser de primer orden arquiológico, por lo que los especialistas se interesan por su lugar de procedencia, fecha de adquisición, etc. El propietario indica que sólo lleva 20 días en su domicilio y fue adquirido en Ortaköy (Turquía), entre varias piezas de un mismo lote, motivo este por el que los arqueólogos organizan una expedición a Turquía, para rescatar del olvido la otra parte del tesoro. Descubiertos por la inteligencia turca, corren un sinfín de aventuras entre Tolosa, Estambul y París.