El absurdo de una República Vecinal sirve de escenario a un cuento insulso y plagado de despropósitos: Un Presidente que se dedica al tráfico de estampas religiosas, el Primer Ministro es imagen de unos Grandes Almacenes y los Ministros, alguno de ellos con contrato a tiempo parcial, se sirven de los cargos para darse la gran vida mientras les dura el mandato. Una sucesión de disparates, enredos y ocurrencias de los próceres,