El arte inútil reúne de Giotto o Qevedo a Heidegger o Bacon, de Vermeero o Sade a Chagall o Pessona, de Arcimbolo, Goethe o velazquez a Borges, mas de treinta etampas breves con que trazar la caducidad inevitable de todo estética, a través de una prosa brillante y estremecida que nos pasea no sin lúcida malicia por un puñado de vidas, épocas y paisajes-luces y sombras-de la cultura.