Toledo, fines del siglo XV. El Ángel tiene un destino que cumplir. En la cuna recibió una marca con un hierro candente. También recibió el afecto de mendigos, ladrones y asesinos. Aprendió a pasar hambre, a sufrir engaños, a cavar tumbas. También ejercitó el valor, la lealtad y la justicia. Ya adulto, se dispone a cruzar el Atlántico en las naves del almirante Colón. Una vez allí, entre sueños de oro y sueños de plomo, el Ángel buscará su destino.
Con el impresionante arte del acalamdo dibujante del aclamado dibujante de 100 balas, Eduardo Risso.