La aviación del Llano es diferente a la del resto de Colombia y a la del mundo y aunque actualmente vuelan allí aviones modernos, el DC-3 continúa siendo la respuesta a las necesidades de un medio que se quedó anclado en el ayer por culpa del abandono del Estado. Este es un libro de aventuras inverosímiles protagonizadas por vetustos aviones e intrépidos pilotos que aterrizan en pistas de barro y desafían las tormentas de los Llanos Orientales y la Amazonia para ayudar a construir media Colombia, que, a diferencia del Oeste americano, se ha colonizado no con caballos y carretas sino con aeroplanos DC-3. En un pequeño parque, frente al aeropuerto Vanguardia, de Villavicencio, hay dos placas de cemento con un par de listas desactualizadas en las cuales se leen los nombres de ciento noventa y dos pilotos muertos, la mayoría en accidentes. Alcaravanes que nunca regresaron.