A lo largo de su dilatada trayectoria filosófica, George Santayana cultivó un tipo de textos muy específicos en los que combinaba la exposición autobiográfica con la reconsideración crítica de algunos de los principios fundamentales de su filosofía. En dichos escritos, el autor, interpelado muchas veces por las objeciones teóricas que le oponían algunos de sus críticos, se vio obligado a desarrollar precisiones y aclaraciones que resultan sumamente valiosas para profundizar en los aspectos más relevantes de su sistema de pensamiento. Asuntos como sus convicciones materialistas, la naturaleza de las esencias, la conjugación de su escepticismo epistemológico con una premisa de fe animal, su concepción simbólica del conocimiento, el papel trascendental que le asigna al espíritu o las apreciaciones sobre su propia poesía ofrecen una composición tan viva como completa, no sólo de sus preocupaciones filosóficas, sino, asimismo, del recorrido existencial en el que tuvieron su origen.