¿Qué es lo que merece la pena aprender? es una pregunta imposible, si lo que buscamos es la respuesta perfecta. Pero, meditando bien los criterios y con la sensación de tener una misión valiosa que llevar a cabo, podemos buscar respuestas interesantes con inteligencia.Visualizar lo que podría tener un valor dentro de los contenidos que enseñamos en las escuelas es, sin duda, un acto fundamental de imaginación educativa. Hasta ahora, siempre nos hemos centrado en educar para lo conocido. Sin embargo, apostar por que el mañana se parecerá al ayer no parece muy adecuado. Necesitamos un programa más audaz. Llamémoslo educar para lo desconocido que, lejos de ser una paradoja inabordable, puede resultar atractivo y estimulante.Lograrlo pasa, según David Perkins, por identificar grandes temas de comprensión, grandes preguntas y grandes destrezas, entendiendo grande como esencial, aquello que nos capacita ampliamente durante toda la vida para desenvolvernos bien ante cualquier situación. ¿Puede esta visión darnos quizá la esperanza de que, a través de la educación, podemos acceder a lo desconocido, abordar sus giros e imprevistos, y situarnos en el camino hacia la sabiduría?