Educar con maestría eleva el oficio de maestro a una dignidad de superioridad propias de los magísteres o de las magistras, de por más necesario en una Colombia que ambivalentemente exalta y denigra, alaba y demerita, aplaude y entutela, premia y asesina a los maestros por toda la geografía nacional. Entonces el trabajo del profesor se torna en las páginas de Educar con maestría en crecimiento continuo en lo superior y para lo superior, invita desde sus primeras páginas a un viaje de alto vuelo que el escritor caracteriza desde un concepto de magis: reflexivo, propositivo, crítico, innovativo, pionero, arriesgado en la construcción de nuevos mundos posibles.
Cada capítulo es una provocación a tomar en serio nuestra dignidad académica que debe traducirse en el mediano y largo plazo en un recuperar nuestro protagonismo social en cada uno de los rincones de la patria. Ya sea en la escuelita del pueblito más pequeño, hasta en la palestra de la universidad más acreditada de las capitales, para que la voz del maestro recupere su autoridad hecha de orientación, inspiración y guía de las actuales y futuras generaciones.