Por tanto, no podemos pretender que la educación transcurra sin conflictos, ni que los mismos vayan a resultar necesariamente negativos. Por consiguiente, bueno será que nos ocupemos de su significado, de las causas que lo provocan, de los elementos que lo conforman, de las estrategias más adecuadas para una resolución positiva. En definitiva, para comprender las diferentes posibilidades educativas que se nos presentan.