En resumen, una ética de la libertad basada en el uso inteligente de la razón y las emociones, que reconoce que somos seres para el contacto y la vinculación, conscientes de que el placer y el bienestar dependen, en gran medida, de cómo nos relacionamos con los demás. También, una ética aplicada a las relaciones sexuales y amorosas en la pareja o en las relaciones ocasionales, para favorecer el placer y el bienestar personal y de las personas que besamos, abrazamos, acariciamos y queremos.