La Educación Personalizada constituye una solución para el presente y para el futuro: porque atiende a lo que las personas tienen en común (la naturaleza humana), y lo que tienen de propio (principios fundantes y dimensiones); porque aúna las exigencias de la individualización y socialización educativa, y constituye el tipo de educación más acorde con las profundas necesidades humanas y las condiciones del hombre en la sociedad tecnificada en que vivimos; porque trata de estimular a cada sujeto para que vaya perfeccionando libre y responsablemente la capacidad de dirigir su propia vida; porque proporciona una educación integral, capaz de poner unidad en todos los aspectos de la vida de un ser humano; porque propugna la participación de los alumnos y de sus padres en todo lo que es y supone la vida de la institución educativa; porque se ajusta a la existencia de valores universales acordes con el bien, la verdad y la belleza; porque se ocupa de formar en alumnos, profesores y padres el espíritu crítico frente a toda la información que reciben, para que sepan discernir la verdad del error, única forma de evitar la manipulación de las ideas; y por último porque no es una concepción educativa cerrada, sino que está abierta a todas las corrientes razonables del pensamiento no reduccionista.