Este libro desarrolla la importancia de la formación de profesores como modelos de paz, con el ánimo de fortalecer su papel como gestores de convivencia pacífica, tanto en los escenarios escolares como personales. También se profundiza en la relevancia de empoderar la cultura de la paz en Colombia a través de la educación y se analizan las dificultades de promocionar esta cultura en una sociedad inmersa en la violencia estructural.