Como ministro de Trabajo con Primo de Rivera logró el periodo de menores huelgas de su época, etapa de la que data su amistad con José Calvo Sotelo, con quien compartiría exilio en París cuando se proclamó la República. No regresaría hasta el final de la guerra. Después, su nombre figuraría entre los primeros cincuenta miembros del Consejo Nacional de FET y de las JONS. Cuando ocupó la cartera de Justicia con Franco decretó la excarcelación de 200.000 presos de la Guerra Civil y, luego, cumplió los encargos del dictador como embajador en Bélgica acompañando en el exilio al gobierno belga. Fue, también, embajador extraordinario en Argentina para un importante acuerdo comercial así como vocal del Tribunal de Responsabilidades Políticas hasta su renuncia.
Ideólogo del Estado Corporativo, admirador de José Antonio, monárquico, conservador al tiempo que regeneracionista, católico heterodoxo con inclinaciones espirituales y esotéricas, defensor de la justicia social y de los derechos de las clases vulnerables, precursor de los derechos medioambientales y del mundo animal, productor de cine. pero, sobre todo músico y escritor. Tuvo tiempo para convertirse en editor de la colección El Grifón donde publicaría a escritores falangistas y católicos, como a autores nada adeptos al régimen.
Su vida personal no fue menos ajetreada. Después de un matrimonio algo forzado, conoció en la cincuentena a la joven licenciada en clásicas María Antonia Morales, cuya relación cobraría fuerza a partir de 1958 cuando se inicia un largo proceso para su anulación matrimonial, casándose primero por el rito ortodoxo en Atenas hasta finalmente poderlo hacer en España poco antes de su fallecimiento.