Don Quijote: víctima de su imagen.
La gran diferencia de la Segunda Parte de 1615 en relación con la novela de 1605 consiste en que Don Quijote pierde la verdad de su persona en aras de la imagen pública de su papel de caballero. Mientras que Cervantes, en la Primera Parte, juega con la ambivalencia entre realidad libresca y realidad vital -reforzándola inclusive con la invención de un historiador arábigo de veracidad muy dudosa en la Segunda Parte traslada el conflicto a otra dimensión, a saber la confrontación del ingenioso caballero con la imagen que se han hecho de él y de su existencia extravagante los hombres que se cruzan en su camino, -bien por los rumores que corrían al respecto o bien por la propia lectura de la novela en 1605.