Nunca ha habido un personaje (nunca ha habido una rata) médico como el Doctor Rat. Chiflado superviviente de los experimentos científicos más refinados; prolífico autor de documentos técnicos («Dosis Letal Media para Ratas», «Sobre el Calcinamiento de las Ratas», «Ratas en la Rueda», etc.); respetado miembro de la comunidad académica, siempre con la mente puesta en nuevos retos y en los placeres de infinitas investigaciones subvencionadas.
Pero. ¡sus amigos los animales -en el laboratorio, y fuera de él-, se rebelan, se niegan aceptar el papel que les corresponde! Como sujetos experimentales, como animales de compañía, como alimento para otros. Sin embargo, el valiente y fanático Doctor Rat, en el sagrado nombre de la ciencia, se afana en proteger a la humanidad de la movilización mundial del reino de los animales.
Como contrapunto a la malevolencia cómica de la rata colaboracionista, están las conmovedoras y elocuentes descripciones de la conciencia animal -en libertad y bajo el cautiverio más desgraciado-: de perros corriendo libremente; de vacas y cerdos atrapados en los mataderos; de un águila majestuosa, símbolo de las aspiraciones de los animales; de ballenas juguetonas y enamoradas; de un elefante avejentado que pasa en silencio los pocos días que le quedan entre las sombra y la orilla del río; y de chimpancés, osos, tortugas, perezosos y serpientes, todos reunidos por una gran causa: la puesta a punto de su libertad.
Doctor Rat es una novela maravillosa, una acusación pero también una celebración lírica, un viaje por el laboratorio digno de un médico loco nazi, a excepción que este doctor es un roedor espabilado que podría haber interpretado el mismo Groucho Marx.