Argumento de Dios «sádico», el
Una gran parte del cristianismo ha sido construida sobre el miedo y la cupabilidad. Se supone que la humanidad, corrompida por el pecado original, tiene necesidad de ser "rescatada" por el sufrimiento y los sacrificios (tanto de Jesús como de nosotros mismos). En último término, Dios aparece como un Dios envidioso de la felicidad de los seres humanos.
Sin embargo, la revelación bíblica nos habla de algo muy distinto: el sacrificio de Jesús en la cruz ha de ponerse en relación con todo cuanto le antecede -su actividad profética- y con lo que viene a continuación: la resurrección. No se trata, pues, de un mecanismo de "compensación" subyacente a la lógica de la salvación, sino de una revelación, de una iniciación a la vida, de una "liberación del deseo".
En esta "teología de la salvación", el autor prosigue la obra iniciada con su anterior "teología fundamental" (El Dios ausente, Sal Terae 1987) en torno a la oposición entre religión y fe.0