«Si históricamente la economía era el reino de los medios y la política el de los fines, hoy nos apremia la perspectiva contraria: la política es aceptada por las oligarquías económicas sólo como un instrumento económico.» Esta preocupante visión es la que recorre el ensayo de Fisichella, y le confiere cierto sentido de alarma y de urgencia. En su opinión, la democracia liberal, que ha resistido a pesar de todo al siglo de los totalitarismos, se ve ahora enfrentada a un enemigo peor: la alianza de la oligarquía de los medios de comunicación con las oligarquías económicas y financieras, reforzada por el siempre fácil recurso a la demagogia que las nuevas tecnologías difunden a velocidad de vértigo. El principal peligro es la indeseable deriva hacia una oligarquía disfrazada de democracia, que la globalización ha hecho más presente. Esta circunstancia ha impulsado al autor, conocido politólogo, a reelaborar un ensayo que ya en su primera edición, hace once años, fue muy bien acogido.