Conscientes de que el destinatario es profano en lengua griega, a continuación de las grafías griegas aparece su transcripción fonética, procediéndose seguidamente a la transcripción latina correspondiente según las normas.
Al haberse incluido la raíz indoeuropea del término científico, ha sido necesario diseñar un nuevo tipo de letra: contemplar una palabra desde su base permite aprehender su significado original.
La definición etimológica de los cultismos pertenecientes a las ciencias hace más asequible unos términos que proceden, en más de un ochenta por ciento, de una lengua (el griego ático) que los estudiantes actuales no han cursado. El mundo de los hallazgos y los estudios de los investigadores exigen la creación de términos nuevos, pues, para que la ciencia sea universal, tiene que tener un lenguaje común, excluyendo los idiomas privativos de los distintos estados y naciones. Un lenguaje unívoco libre de distorsiones connotativas. Las ciencias han formulado sus principios siguiendo los modelos lingüísticos grecolatinos, que son y deben seguir siendo sistemáticos. Precisar el sentido de los términos científicos y hacer de ellos un uso apropiado es tarea urgente para la que necesitamos instrucción.
Los autores han incluido una definición etimológica, lo cual no es frecuente en este tipo de vocabularios. La obra se completa con dos utilísimos índices de los elementos formantes: uno de prefijos (elementos asintácticos y preverbios, que actúan ambos como precomponentes), palabras-monemas y sufijos; y otro de palabras españolas correspondientes a helenismos.
El conocimiento del significado etimológico es sobremanera útil y proporciona grandes ventajas, porque satisface la curiosidad natural del hombre: quien entiende bien las palabras comprende bien las cosas. Porque una palabra es, en muchos casos, un concepto.