A pesar de sus periodos de silencio, Raphaël Lonné ha dejado una obra importante. Por haber adquirido con rapidez una sorprendente técnica, recurría tanto a los lápices de colores, los rotuladores y la pintura al agua y la cera como al bolígrafo, la tinta china y la mina de plomo, en cuyo manejo era muy diestro. Lonné también ha dejado algunas pinturas vigorosas sobre papel, una especie de composiciones-relieves que lo acercan a los surrealistas.
Este volumen incluye dos reveladores ensayos a cargo de Josette Rasle y Christian Delacampagne, acreditados especialistas sobre su figura y su obra, así como una amplia selección (inédita en España hasta la fecha) de sus trabajos, que conforman uno de los conjuntos más singulares y sugerentes dentro del ámbito del art brut.