Aparte de un estudio de la cultura del opio de «la divinidad del opio», en sus propias palabras, el libro es también el relato de su experiencia como viajero, teñida de la fascinación del hombre blanco en su contacto colonial con Extremo Oriente. Un breve diario de su acercamiento a esta cultura exótica, tratando de comprenderla y discutiendo el testimonio de otros autores occidentales, así como los clichés asociados tanto al opio como al Lejano Oriente. Basado en una lúcida observación, Diario de un intoxicado es el testimonio de un hombre cultivado, escrito con sobriedad y precisión.