La incorporación del concepto de deterioro en el PGC descansa en la consistencia que deben encontrar las normas contables y el marco conceptual. Aunque la corrección de valor de activos ya se contemplaba en la regulación anterior, el deterioro requiere de una disciplina en la forma de proceder al determinar si un determinado activo está deteriorado y calcular el importe del deterioro que ha experimentado, en la que no tiene cabida la determinación automática mediante fórmulas preestablecidas y que, por tanto, es de mayor complejidad respecto a la práctica permitida con la anterior regulación.