Han pasado seis años desde que Lola murió pero Fabián sigue echándola de menos tanto como el primer día. En la soledad de su jubilación, y buscando un sentido a su vida sin ella, se aferra a la precaria situación de su hijo y su familia, a los que ayuda a sortear una crisis económica que engulle a todos los desfavorecidos. Tiempos difíciles que requerirán de Fabián una fortaleza que él mismo no está seguro de poseer.