Para Koyré cabe hablar de una ?destrucción del cosmos?: la sustitución de la concepción del mundo como un todo finito y bien ordenado, en el que la estructura espacial incorporaba una jerarquía de perfección y valor, por la de un universo indefinido o aun infinito, que ya no estaba unido por una subordinación natural sino que se unificaba tan sólo mediante la identidad de sus leyes y componentes últimos y básicos. La ciencia, la filosofía y la teología, representadas muy a menudo por las mismas personas, confluyen y toman parte en el gran debate que comienza con Bruno y Kepler para terminar, sin duda provisionalmente, con Newton y Leibniz.