Estamos ante una de las más importantes novelas eróticas de todos los tiempos. Acerca del matrimonio de Paulette o Una buena pareja modernista es casi una obligación in-moral. Nuestra Paulette deja en mantillas a clásicos de la pornografía como los Diálogos de Aretino, Las memorias de una cantante alemana de Wilhelmine Schroeder Devrient, o Gamiani de Alfred de Musset.
Ni siquiera el marqués de Sade o Leopold Sacher- Masoch se atrevieron a tanto. Nada tan guarro irreverente y trasgresor como Paulette. Catálogo de perversiones, Paulette está abierta a todo siempre que ser trate de carne humana. Tal vez por eso su editor original se ocultó celosamente. Tras la Declaración de los derechos del hombre en 1789 desaparece en Francia la censura previa, pero en aquellos casos en que la ley determinaba abuso de la libertad caía sobre los infractores el peso de la ley. Este nuevo tipo de censura punitiva fue un temible dogal para libreros e impresores del S.XIX y principios del XX. Pronto los editores de los textos más audaces aprendieron a sortear el obstáculo. Razones de prudencia les llevaron a inventarse falsas direcciones en Ámsterdam y Londres. La producción clandestina de una veintena de novelas eróticas utilizó falsamente entre 1893 y 1921 la ciudad de Québec como lugar de impresión. De la misma forma 19 títulos fueron falazmente alumbrados en Montreal por el enigmático G. Lebaucher Libraire-Éditeur; y entre ellos, nuestra Paulette.
Nadie sabe si la autora, Mme la Vicomtesse, era realmente una mujer. Sólo podemos asegurar que Acerca del matrimonio de Paulette es una de las novelas más excitantes e inmorales de la historia.