En este exquisito «arte del buen vivir», PierreSansot no duda en elogiar el vagabundeo sin objetivo claro, la voluptuosa sensación de un tedio bien entendido, la tranquila soledad como cura del alma, el poder creativo de la ensoñación, la dulce y casi olvidada sensación de la indolencia, la riqueza impagable de los que todavía saben pararse a escuchar de verdad al otro.
Del buen uso de la lentitud -que desde su aparición en Francia en 1998 ha alcanzado ya diez reimpresiones- es, ciertamente, un libro poco habitual, sin duda políticamente incorrecto y destinado a deshacer más de una certidumbre acerca de cómo conducir la propia vida o acerca de lo que significa realmente triunfar. No obstante, Sansot se inscribe en una tradición literaria y filosófica antiquísima, que cabe remontar a los primeros griegos, maestros en la búsqueda del justo medio en un sabio cultivo de los placeres. Pierre Sansot nos incita a buscar nuestra propia Grecia interior, nos invita, en definitiva, a la felicidad.