Una persona refunfuña de media entre 15 y 30 veces al día. Si ello resulta insoportable para su entorno, al final también lo es para uno mismo, porque termina siendo frustrante, molesto, cansino.
La autora de este libro propone a los lectores que consigan no amargarle la vida a los demás, reprogramarse hacia el cambio y recuperar la serenidad y ¡el placer de vivir!
Los que se quejan para destacar
Aceptar que somos imperfectos
La importancia de no dramatizar
Ejercicios para dejar de refunfuñar
Un eficaz método en cuatro fases para transformar tu cotidianidad