Una tarde del mes de octubre, Carmen y su madre presencian en plena calle una escena conmovedora. Hay una mujer pateando salvajemente una cabina telefónica. Ante la fuerte impresión de los hechos, ambas deciden acercarse y ofrecerle ayuda. En ese instante comienza una nueva historia para las tres. Tina, adicta a las drogas desde su adolescencia, consigue llegar al corazón de Carmen en el momento que le narra su dramática vida. Carmen, con una vida estable, cómoda y con el apoyo de su madre, se convierte en su protectora y juntas emprenden una lucha apasionante hacia su liberación. La personalidad de las dos mujeres hace que dentro del penoso panorama que rodea a Tina se respire un aire fresco, teñido del colorido del buen humor, de la gran complicidad entre ellas, de la capacidad para reír y sacar de cada momento una chispa de felicidad. La parte más exquisita de esta obra está en sus personajes; su peculiaridad es la forma de vivir una tragedia desde un prisma que sólo ellas dos conocen. Carmen descubre, por primera vez, la cara de la supervivencia en un ser excepcional; Tina se abraza, por fin, al amor y a la incondicionalidad que jamás antes había conocido.