En la segunda mitad del siglo XVIII y primera de XIX la sociedad española educaba a sus mujercitas para obedecer y a sus muchachos para ser obedecidos. Los Legisladores eran hombres, hombres eran los autores de los textos religiosos, los moralistas y los educadores que les imponían unas normas de conductas duras, firmes e ineludibles, acostumbrando a las niñas desde pequeñas a ocultar sus mas íntimos deseos y sentimientos.