De cómo sangra el lobo es un poemario hondo y cargado de símbolos que habla de preguntas, de reflexiones que no eluden las dificultades y de una apuesta decidida por la poesía, desde la decisión consciente de quien elige el ser salvaje. Como dice la poeta Carmen Camacho en el prólogo: «Estás en el pórtico de un lugar sagrado, sangrado. Dicho sea en su sentido criatural y fiero, prístino, humano y animal de fondo. Es bosque y margen, isla y agua.
Desprendernos de la rigidez de las palabras, olvidar lo aprendido, liberar al animal y abrazarlo. Decidir que sensatez y combate son sinónimos, como lo son construcción y resistencia. Descubrir la imperfección como grito de libertad, grito último, quizá aullido. Construir cimientos con restos de naufragios e incendios. Saberse vivo lejos de la orilla, en los bordes del laberinto, saberse vivo por los fragmentos, por los agujeros en el bolsillo, por las maletas pedidas. Y entonces, escribir.