Argumento de Dale que Dale a la Lengua
Desengañémonos de una vez por todas: el sistema educativo actual sufre un galopante déficit de escritura y de oralidad. En la mayoría de los centros ni se habla ni se escribe de forma sistemática y consciente.
Para hablar y escribir bien no basta con hablar y escribir a secas. Es necesario hacerlo con ese objetivo específico de hablar y escribir bien. Lo cual no tiene nada que ver con la espontaneidad ni con la improvisación.
Este libro está pensado para mejorar la eficacia de la expresión oral y escrita. En él, se da importancia a la enseñanza y aprendizaje procedimental, sin dejar de lado el saber declarativo, es decir, el conocimiento del aparato formal lingüístico.
Si no damos protagonismo a las intervenciones orales y escritas del alumnado, el desarrollo de su competencia lingüística, no sólo será defectuoso, sino, lo que es peor, desalentador y, a veces, conflictivo, consigo mismo y con el profesorado.
Las actividades aquí pergeñadas exigen a los alumnos la utilización de un registro formal específico, el que se deriva de la diversidad textual y los distintos ámbitos de comunicación.
El libro es un conjunto de actividades ordenadas y estructuradas con una finalidad específica: producir un texto oral y escrito concreto. Para ello se plantean de forma explícita los objetivos, los contenidos y las actividades. En este sentido, se da una atención simultánea tanto al contenido de lo que queremos escribir y hablar como a la forma lingüística de expresarlo.
Y todo ello partiendo de una planificación exhaustiva del texto a escribir. Porque está demostrado que la mejora de la expresión oral y escrita está muy relacionada con la planificación del texto que se quiere producir.
Cuanto más consciente es uno de lo que hace, más creativa y más placentera será la tarea emprendida. Lo que se hace sin saber para qué, produce aburrimiento y malestar.1