Este tipo de memoria ya no enfoca singularidades señeras, ya no se define mediante monumentos definitivos, en lugares o escenarios privilegiados. Por el contrario, se dispersa y clona en todas direcciones, se reproduce y distribuye como un virus a toda su red de lugares, difundida como onda y eco, deslocalizada en una multiplicidad de «no lugares», hacia los que fluye (y desde los que refluye) activamente en tiempo real.