Su poder y su grandeza eran tan extraordinarias que el universo entero estaba lleno de su nombre y de sus virtudes.
Se había vuelto temible incluso para los sultanes y los khans, sus vecinos, que tenían como un honor ser sus tributarios y llamarse esclavos suyos.
Tenía la magnificencia de Feridun, la majestad de Gemschid, la fuerza de Alejandro el Grande, y la gravedad de Darío.
Este príncipe se llamaba Humanium-fal, es decir, "Feliz augurio"; y este nombre le había sido puesto en el momento de su nacimiento porque..."
LA AVENTURA DE HUMANIUM-FAL