Las verdades más inconfesables y los secretos más ocultos se insinúan aquí en forma de narraciones breves, de relatos alegóricos cargados de frescura y simbolismo.
Maestro de la paradoja y del desenlace imprevisto, el autor choca, desconcierta y ecandaliza al lector al tiempo que le seduce e invita fraternalmente a penetrar en el universo fantástico de lo oculto y lo evidente.
Comparado por la crítica con autores tan dispares como Borges y Léon Bloy, barroco, polifacético, desenfadado, Richardson ha cultivado todos los géneros, desde la narrativa breve a la novela y el teatro.