Argumento de Cuentos a Maxa
Es el momento de transmitir a su hija Maxa, los relatos que han de ayudarla a crecer y ser feliz y es cuando el grave intelectual Nordau escoge sumergirla en un reino de fantasía poblado por sílfides, gnomos y pájaros parlanchines. En esta obra se abre una grieta en su fachada materialista y deja escapar su imaginación y su sensibilidad creando un sinfín de imágenes de gran plasticidad y carga simbólica. En estas «fábulas de un padre a su hija», como las subtituló la escritora Carmen de Burgos, los asuntos más importantes que preocuparon al autor adoptan la forma de preciosas y cuidadas narraciones aptas para ser comprendidas por una niña. Maxa Nordau, su destinataria, llegó a ser una valorada pintora de la escuela de París, y siempre mostró el mayor aprecio por estos relatos, probablemente el mejor legado que podía haberle hecho su padre.1