Santiago Marchena vive una vida en línea recta, aburridamente previsible, con un principio y un final anodinos.
Mientras trabaja como ingeniero, a cientos de metros bajo el Estrecho de Gibraltar, en la construcción del larguísimo túnel que habrá de unir África con Europa, sobreviene un terrible terremoto que destruye todo: los volquetes, la tuneladora, a sus compañeros, la línea recta aburridamente previsible. Así comienza esta epopeya, las mil y una aventuras en que, a partir de ese instante, el joven ingeniero se verá envuelto, tratando de ponerse a salvo del cataclismo que se acaba de producir, llegando a lugares nunca antes imaginados por él.
Mediante una inteligente combinación de episodios trepidantes y pausas reflexivas, Castrosín logra un admirable retrato de las hazañas del protagonista en las profundidades de la Tierra y de acontecimientos que, como el hallazgo de un mundo perdido, de ciudades fantásticas, de aeronaves misteriosas, de nuevas e inimaginables formas de vida, serán cruciales en la forja de su carácter a través de las páginas de esta novela. Cuando se abrió el abismo está llamada a ser una de las mejores obras de Carlos F. Castrosín. La amistad, el compromiso, la resolución con que afrontar las dificultades de ese mundo perdido y subterráneo y las relaciones con sus hombres y mujeres son algunos de los temas que el autor desarrolla en esta historia de aliento auténticamente épico, algunas de cuyas partes ya fueron finalistas del premio Pablo Rido de relato fantástico o del premio Ignotus de novela.