La obra poética de José María Millares Sall se extiende desde los primeros años cuarenta hasta este mismo 2009 en que aún escribía, con entusiasmo inconcebible. Continuado ejercicio que, al principio, hubo de plegarse, en contra de la voluntad del poeta, a la disciplina ambiente de una poesía testimonial y combativa que él siempre entendió de otra manera: vio con absoluta claridad que la libertad del lenguaje, la real gana de la palabra, son mucho más eficaces en esa lucha contra el poder que trata de secuestrarlo para su provecho. De ahí que Liverpool, en el momento de su primera aparición (1949), desconcertara incluso a sus más cercanos compañeros de generación y de lucha política; y que por lo mismo haya tenido gran aceptación entre los poetas y lectores de las más recientes generaciones, cuando fue reeditado hace escasamente un año. De ahí, igualmente, su confesada decisión de escribir, por fin a partir del año 2000, «como quería, o como me daba la gana, sin pensar si lo que hacía era o no del gusto del lector [] escritura anárquica que, a veces sin buscarlo, hace uso de lo esperpéntico, de lo onírico, del surrealismo, si bien mi poesía es básicamente existencial». Celdas es el título que José María Millares Sall quiso para los cientos de cuadernos que se han venido sucediendo en los últimos diez años, y de los que ahora este libro es una muestra abarcadora, en la que el poeta puso su esperanza e ilusión hasta sus últimos días. Cuadernos, titulamos, porque esta escritura última es suma de diversas y sucesivas series de poemas que forman un único discurso poético. El Premio Canarias de Literatura de 2009 corroboró la integridad del hombre y del escritor que hacen de José María Millares Sall, a pesar de su voluntario apartamiento, una presencia insoslayable en la poesía española del último siglo.
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