¿Cómo se puede superar con éxito la actual crisis económica y salvaguardar la democracia? José Luis Manzanares expone su tesis con una gran dosis de ironía y una original fórmula: la de convertir a un país que no quería ser pobre en un actor que dialoga con personajes del futuro, políticos de la Transición e, incluso, algún extraterrestre hasta toparse con su cruda realidad: un Estado gigantesco que despilfarra lo que no tiene y que le conduce a un alocado endeudamiento público sin retorno que las futuras generaciones deberán pagar. Para superar el trance con éxito, el autor plantea la crisis como una cuestión de salud que necesita una rápida intervención quirúrgica para recortar los gastos superfluos del Estado, ajustar el gasto a los ingresos hasta el punto de declarar delito el déficit, pedir cuentas a los políticos que derrochen o dejar que partidos y sindicatos se financien por sí mismos. Y, como toda novela que se precie, también aparece un temible villano: la casta política, un ente inmaterial con vida propia, ajeno a los políticos de buena voluntad, que impide toda reforma sanadora y que pone de relieve lo disparatado de las actuaciones políticas puestas en marcha mientras la crisis se afianza con más fuerza.